Un fuerte operativo policial en una cafetería privada en La Habana terminó con el decomiso de dos camiones llenos de comida, dos automóviles modernos, entre ellos un Audi, más de 1 millón de pesos en efectivo y sus dueños arrestados por enriquecimiento ilícito y acaparamiento.
Según el reportaje transmitido anoche en la emisión estelar del Noticiero Nacional de Televisión, la intervención del negocio se produjo en el barrio de Luyanó, municipio de Diez de Octubre, y se puede ver el gran almacén subterráneo que había ingeniado su dueño en su casa, en el que a pesar de su tamaño no estaba ni la mitad de los productos que le fueron ocupados.
La vivienda del cuentapropista dueño de la cafetería, de tres pisos, no daba abasto para guardar todo lo que tenía comprado para su venta, por lo que incluso, utilizaba la de un vecino para poder almacenar el resto.
«Pudimos conocer gracias a la información de la población que las personas que vivían en Santa Ana y Fábrica se estaba dedicando a la actividad económica ilícita, recepción y venta de algunas mercancías que se están como parte de las ofertas de las tiendas estatales en medio de la pandemia del coronavirus», explicó en el reportaje el Teniente Alberto Simón López, jefe del área de Investigación de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) en el municipio Diez de Octubre.
Cajas de paquetes de café, pasta de tomate, botellas de ron, cervezas, vinoseco, aceite, vinagre, jugos, refrescos, manzanas, cigarros, confituras…. todo en cantidades industriales, como para llenar dos o tres de las desabastecidas tiendas que maneja el Estado, fueron ocupados, mientras se vendían «a sobreprecio» en un bar-cafetería que poseía el dueño del negocio y en el que solo estaba autorizado a comercializar «alimentos ligeros».
«Yo adquiría las cosas de dos formas. Una, viene usted mismo y me dice: ‘quiere comprar dos cajas de refresco’ y si me sirve, porque yo vendo el refresco a 15 pesos, y usted me trae la caja de refresco a 10 o 12 pesos y yo la compro», explicó Esteban Reina Ferrer, el dueño de la cafetería, y de quien su rostro se muestra difuminado.
«Debido al enriquecimiento ilícito de estos ciudadanos, que les había permitido tener un nivel de vida superior a sus posibilidades, se ocupó un volumen importante de mercancía, equipos electrodomésticos, dos vehículos, incluyendo un Audi, y dinero en efectivo… su monto: 1 millón 52 mil 502 pesos, entre dólares, CUC y pesos cubanos», precisa el reporte.
Ahora a este cuentapropista, que en otro país quizás solo hubiese sido un emprendedor con buena suerte para sus negocios, le esperan quizás unos cuantos años tras las rejas, pues las autoridades lo están acusando de los delitos de «actividad económica ilícita y receptación» pues no le fue posible justificar la procedencia de toda la mercancía que comercializaba.
«Yo estoy claro… yo se que fue un error, a lo mejor se me fue la mano», se le escucha decir al dueño de la cafetería, a la par que el reportero agrega que esto pasa «cuando la avaricía rompe el saco».
