El Gobierno anunció que aplicará fuertes medidas de aislamiento en varios de los barrios del municipio de Centro Habana, en la capital cubana, por ser considerada la zona de «mayor riesgo epidemiológico» y con una de las mayores tasas de contagio por coronavirus de todo el país.
Con una población residente superior a los 150 mil habitantes, repartidos entre 514 manzanas que abarcan la zona de Centro Habana, en ese territorio se acumulan 101 casos positivos del nuevo coronavirus hasta el día de hoy.
Según reportó el diario oficialista Tribuna de La Habana, las autoridades aplicarán medidas similares a las de la zona del Carmelo, en el Vedado, donde se decretó una cuarentena hace semanas para contener la propagación del coronavirus, pero que no incluía el aislamiento total de su población.
Las medidas más restrictiva de aislamiento incluyen a los consejos populares de Los Sitios, Cayo Hueso, Dragones, Pueblo Nuevo y Colón, en los cuales se «elevará el rigor de las sanciones y multas a personas que permanecen en las calles y a los que incumplen las medidas sanitarias». Las penas serán más duras cuando se detecte la presencia de niños y adolescentes fuera de sus casas. En estos casos las medidas punitivas recaerán sobre los padres o tutores.
Además, se ordenó la prohibición de circular por las calles de estos consejos populares a partir de las ocho de la noche y hasta las seis de la mañana, medida que entrará en vigor desde el próximo viernes 8 de mayo.
«Tenemos que aplicar un plan anticonfianza, para poder elevar la percepción de riesgo en la población y lograr contener la enfermedad (…) No es que se prohíba salir, pero si buscamos incrementar el mayor aislamiento social», explicó Luis Antonio Torres Iríbar, presidente del Consejo de Defensa Provincial de La Habana, al citado medio.
Centro Habana también se ha convertido en medio de esta pandemia en el foco de las ilegalidad y el mercado informal, donde los revendedores y el acaparamiento de mercancías en las tiendas es el pan de cada día. Por ese motivo, las autoridades ordenaron «desconcentrar» las ventas de productos de primera necesidad de la red de comercial en la zona para intentar frenar las aglomeraciones de personas, repartiendo los productos entre todas las pequeñas tiendas y kioskos que existen los barrios.
