Este primero de mayo el periódico cubano Tribuna de La Habana publicó una nota en la que destacó la iniciativa del sector privado en el capitalino municipio Boyeros al ofrecer ayudar a los más necesitados, específicamente en el residencial Aldabó.
La nota se trata de la labor de Yoel Medina Bencomo y a su hermano Pablo, quienes han tendido su mano a los adultos mayores del municipio, ya que por su rango de edad son los más riegos pueden presentar ante un posible contagio.
Ambos jóvenes manejan el pequeño agromercado ubicado en Calzada de Aldabó y calle 13, y ante la difícil situación sanitaria que atraviesa el país, han tomado la decisión de compartir el fruto de su trabajo con quienes más lo necesitan.
Al recorrer la zona ambos jóvenes identificaron a 122 ancianos que viven solos, por lo que han comenzado a preparar unas bolsas que incluye malanga, boniato, yuca, ají, calabaza, cebolla y alguna que otra cabeza de ajo para ofrecérselas gratuitamente.
«Se hace lo que se puede, pero lo que sí no se puede es permanecer de brazos cruzados, cuando la cooperación y el amor pueden marcar la diferencia entre la incertidumbre y la esperanza, el ser o no ser, la salud y la vida frente a tan peligrosa enfermedad e incluso la muerte», comentaron los hermanos.
Yoel asegura que lo importante es tomar conciencia de los difíciles tiempos que corren y que tan importante es ayudar a quienes lo necesiten como cuidarse.
“Hoy puede que vaya por mí, pero mañana, tal vez, habrá de tocarme. ¡¿Quién sabe?! Apoyarnos los unos a los otros, de eso se trata», añadió.
Cuando comenzaron a poner en práctica la iniciativa se dieron cuenta que algunos de los ancianos no podían desplazarse hasta el quiosco a recoger su bolsa, por lo que rápidamente se movilizaron y ahora cuentan con un grupo de voluntarios que se encargan de llevar los alimentos hasta la puerta de la casa a aquellos que no pueden salir.
«Uno saca sus cuentas, en tanto es menester afrontar los costos y proteger nuestra única fuente de ingreso, pero el mundo no se acaba por cuatro pesetas menos. De qué valdría tener los bolsillos llenos y el alma vacía», expresaron los jóvenes.
