15 abuelitos que resultaron contagiados de coronavirus por la irresponsabilidad de varios médicos del Hogar de Ancianos Nro.3 de Santa Clara fueron dados de alta y ahora estarán durante 14 días en aislamiento tras saberse vencedores de la enfermedad.
Según informaron las autoridades del Ministerio de Salud Publica (MINSAP) de Cuba, entre aplausos y lágrimas de alegría fueron despedidos estos quince abuelos en el Hospital Militar “Manuel Piti Fajardo” de Villa Clara y tras comprobarse con un test PCR que no tienen carga viral.
«“Fueron días de gran tensión, un grupo de ancianos llegó aquí con la COVID-19 y con morbilidades asociadas, lo cual hacía muy compleja su atención, todo lo cual requirió de un esfuerzo mayor de todo el personal médico y de enfermería, para que no aparecieran complicaciones como escaras, neumonías o bronconeumonías», explicó el doctor Carlos Hidalgo Mesa, Doctor en Ciencias, especialista en segundo grado de Medicina Interna y Vicedirector docente de la institución médica.
«Damos de alta a catorce ancianos sin carga viral y ya suman quince de los 18 que recibimos, pues ya uno había regresado ayer a la Escuela Marta Abre, lo cual calificamos como un éxito», agregó el Dr. Hidalgo Mesa.
El cuidado de estos ancianos requirió de especial atención por parte del equipo de enfermería de este hospital, pues había que darles su en baño en cama y sus alimentos, pues los fuertes fármacos de sus tratamientos los dejaban sin coordinación en sus movimientos.
«Logramos que no tuvieran escaras, y también tuvimos cuidado de sentarlos para evitarles complicaciones como neumonía ni bronconeumonía. Pero el momento más feliz es este, al verlos recuperados, más animados, regresar a su Hogar con tantas muestras de cariño», dice con emoción en su rostro Maribel Villavicencio Santos, jefa de Enfermeras en la sala que atiende a los ancianos en el Hospital Militar “Manuel Piti Fajardo”.
«Fue muy difícil ver cómo llegaron perdidos, como niños pequeños, sin embargo, hoy el momento más feliz es cuando se van de alta. Esa es nuestra mejor medalla…», agregó esta enfermera, quien hoy esta radiante de felicidad, sabedora de haber ayudado a estos abuelitos, que terminaron infectados por la irresponsabilidad de un grupo de trabajadores cuyo labor debía ser velar por salud.


