Licel Pereira es una doctora española que quedó atrapada en Cuba por la crisis del coronavirus. Desesperada y pidiendo ayuda a gritos, dice que necesita regresar cuando antes a su país pues la está «pasando muy mal» y lleva varios días alimentándose de refresco, pan y frutas, y no porque le falte dinero, sino porque no tiene donde comprar.
«En todo el día he comido un refresco, un pan y un mango», expresó desde La Habana, donde la médica busca alguna vía para regresar a Europa.
Pereira reveló que ha estado intentando solicitar ayuda al Gobierno español ya que la situación es bastante complicada, sobre todo para los que no son cubanos.
«No tenemos libreta de racionamiento ni servicios mínimos. Lo estamos pasando muy mal», confesó esta española, que viajó como turista a la Isla.
Denuncia que las respuestas del Consulado española en La Habana no han sido veraces, ya que no se le permitió abordar un vuelo reciente de repatriación de Air France porque este era solo para franceses.
«Muchas personas que tienen residencia permanente en España, para la embajada no son españoles y no les dejan registrarse», ha denunciado. Además, todo cubano, a pesar de que tenga también la nacionalidad española, es para las autoridades de la isla cubano a todos los efectos. A Pereira, sin embargo, no le hace falta pedir un permiso para desplazarse al extranjero porque ya tiene uno de residencia en el exterior.
A través de su muro en Facebook, Pereira contó que desde el pasado 18 de marzo la agencia con la que hizo su reserva para viajar le ha estado diciendo que no hay vuelos.
«No teníamos ningún tipo de información de la Embajada ni de las agencias para repatriar, por eso los vuelos se fueron vacíos», explicó.
«Las condiciones son muy malas», ha insistido. A pesar de que hay zonas donde está prohibido salir a la calle, no en La Habana, donde está ella. «Los turistas están en hoteles de los que no pueden salir», ha dicho.
Pereira asegura que tanto a ella como a sus familiares les resulta imposible conseguir alimentos, no porque no tengan dinero, sino porque comprar alimentos y artículos de primera necesidad en el país se han vuelto una verdadera odisea.
