Lo que menos llegaron imaginar las personas que patrullaban el domingo pasado la zona costera cercana a la playa El Tenis, en la provincia de Matanzas, era que el “bulto” que divisaron sobre las piedras del área, se trataría nada más y nada menos que de un manatí de gran tamaño sin vida.
De acuerdo a las declaraciones de Rebeca Morales, quien se encontraba de guardia por el Consejo de Defensa de la provincia, gracias a la rápida colaboración de una grúa de la empresa de acueducto pudo trasladarse al animal para su posterior sepultura.
Los especialistas del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente que se presentaron en el sitio, consideraron no llevar al animal al laboratorio para su estudio, ya que presentaba varios golpes e hinchazón y estimaron que el deceso ocurrió unas 7 horas antes y que el mar lo arrastró hasta la zona en que fue encontrado.
En diferentes etapas veraniegas en la bahía de Matanzas, y en la desembocadura del río San Juan, justo debajo del puente centenario Calixto García, los pobladores de las inmediaciones solían esperar a una pareja de manatíes que se paseaba por las tranquilas aguas, aunque siempre era muy difícil lograr captarlos en cámara.
Los manatíes son mamíferos marinos de gran tamaño y color grisáceo, con cuerpos que se estrechan en una superficie plana, con una cola en forma de cuchara, tienen dos brazos, llamadas aletas, con tres o cuatro uñas en cada aleta. Sus cabezas y sus caras son arrugadas con bigotes en el hocico.
Son animales lentos y apacibles y por lo general se les puede encontrar en estuarios, bahías de agua salda, aguas llamas, canales y zonas costeras, especialmente donde las hierbas marinas abundan.
El manatí antillano está considerado en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN ) a nivel internacional, y se encuentran protegidos por el protocolo de la convención de Cartagena (SPAW), el cual prohíbe matar, comprar o vender manatíes, incluyendo productos hechos a partir de manatíes.




