El miedo al coronavirus y su mantra «quédate en casa» están vaciando las calles cubanas, con una excepción: los comercios. Las colas y aglomeraciones para conseguir productos básicos como el pollo o el detergente crecen a pesar de las medidas de distanciamiento social.
El objetivo de muchos es comprar pollo. La mayoría lo intentan en incontables ocasiones cada semana, pero las colas son inmensas y tienen que regresar con las manos vacías a sus hogares, un sacrificio menor para el premio de conseguir la carne blanca, más codiciada incluso que la de cerdo por su precio relativamente económico y su escasez intermitente en el mercado.
El pollo forma parte de los alimentos que el estado entrega mensualmente a precios subsidiados a la población, aunque la ración por persona no supera los 500 gramos.
El desabastecimiento de pollo, leche en polvo, aceite, detergente, entre otros, no es algo nuevo en la Isla. Sin embargo, debido al avance del brote de coronavirus en el país, la situación se ha tornado incluso más compleja y los estantes y neveras de las tiendas están más vacíos que de costumbre.
Las largas filas se han convertido en un verdadero quebradero de cabeza para las autoridades cubanas, ya que a pesar de que los isleños han hecho consciencia de la necesidad de protegerse con nasobucos, renunciar a los abrazos y besos, y guardar las distancias, en las colas el roce y la exposición a la aglomeración de personas es algo inevitable.
Así, la cola frente al supermercado donde llegó el codiciado pollo está supervisada por hasta cinco agentes de policía para asegurar que todos lleven puesto su «nasobuco», que guarden las distancias en la medida de lo posible y, sobre todo, que la frustración por la larga espera no desemboque en conflictos físicos.
Para rematar el clavo está el caso de los “coleros”, personas que se dedican a identificar un comercio en el que surtirán algún producto escaso, acudir a las afueras de este en la noche anterior para “ir marcando” y luego a la mañana siguiente ceder su turno en la cola a cambio de uno o dos pesos convertibles.
Otra de las “prácticas” que atenta contra la situación que se vive en el país es la de los “coleros revendores”, quienes acaparan artículos para luego revenderlos por hasta el doble de su valor, aunque por fortuna para la población cubana las autoridades han librado una batalla campal contra esta modalidad y han tomado medidas ejemplarizantes para “desmotivar” a que se realicen este tipo de ilegalidades.
Con todo bajo control excepto las colas, y conscientes de que estas podrían ser el único foco importante de transmisión, las autoridades también instaron a solicitar los productos básicos en tuenvio.cu, una nueva plataforma de comercio electrónico creada en enero y que ofrece entregas a domicilio.
Lejos de aliviar el problema la iniciativa generó nuevas aglomeraciones, en este caso en los bancos para abrirse cuentas y tarjetas necesarias para el pago. A esto se suma que la página web quedó fuera de servicio al saturarse los servidores.





