Las sociedades chinas en La Habana han comenzado a repartir entre sus miembros facturas de alimentos gratuitas con pollo, arroz, leche en polvo, aceite, huevos, pastas y yogurt, para ayudarlos durante la pandemia del nuevo coronavirus.
Las sociedades tradicionales chinas en La Habana no se han quedado cruzadas de manos durante esta pandemia del coronavirus y comenzaron a brindar protección a sus miembros, todos cubanos descendientes de chinos.
Según fuentes consultadas por nuestra redacción dentro de la Sociedad Lung Kong, la más antigua de las comunidades chinas en Cuba, los descendientes de chinos que se encuentran registrados como miembros de estas sociedades están recibiendo desde esta semana facturas de alimentos.
En estos paquetes de ayuda se incluyen pollo, arroz, leche en polvo, yogurt, aceite, huevos, pastas y algunas viandas y vegetales, entre otros productos. Además, las personas de mayor edad que se benefician de esta ayuda reciben estos alimentos en su propia casa, para que no tengan la necesidad de salir a la calle.
«No podíamos dejar sin amparo a todas estas personas, muchos de los cuales almuerzan y cenan en las sedes de las sociedades chinas», comentó a nuestra redacción la presidenta de la Sociedad Lung Kong, Graciela Lau Quan.
La solución ha sido entregar de manera gratuita a cada uno de los comensales una factura de alimentos, que o bien recogen en el comedor habitual o, los más ancianos, esperan a que alguien se la lleve a la casa.
Además, por donación de la embajada china en La Habana, se distribuyeron mascarillas sanitarias entre los ancianos y los trabajadores de la Sociedad.
En la actualidad, Lung Kong tiene asociadas a unas 140 personas, una cifra muy lejos de los años de esplendor, cuando había más de 800 socios y la mayoría eran chinos naturales.
Pero el paso implacable del tiempo y la agitada vida cotidiana han mermado la membresía en la que apenas quedan chinos naturales y ahora son mayoría los descendientes, a quienes Graciela se precia de conocer uno por uno.
«Entregarnos aquí los alimentos para cocinar en casa es muy buena idea, porque así no tenemos que andar por la calle, lo que en estos tiempos de pandemia es un riesgo sanitario», nos dice Zoe Herrera Bung, una jubilada de 67 años, cuyos rasgos chinos denotan su ascendencia asiática.




