El médico cubano Osmel Martínez Sierra, de 34 años y natural de la provincia de Ciego de Ávila, es uno de los que se ha contagiado en la Isla por coronavirus. Desde su aislamiento en el hospital Dr. Octavio de la Concepción y Pedraja de Camagüey, este galeno contó todo lo que ha vivido en los últimos días.
Sierra confesó que su vida cambió el pasado 2 de abril cuando estaba trabajando. «Estaba de guardia administrativa y recibimos a un muchacho que hacía poco había llegado de Panamá. Venía con fiebre, pero tenía puesto su nasobuco. También nosotros cumplimos con todas las medidas de seguridad y solo estuve unos minutos con él», recordó.
No obstante, el paciente terminó dando positivo a la enfermedad e inmediatamente a Osmel lo pusieron en aislamiento. Dos días más tarde, dio positivo a las pruebas.
«Cuando me dieron la noticia del contagio lloré», confesó.
«Me despertaron pasadas las doce de la noche para darme la noticia. No me lo creía y en ese momento lloré. Fue muy impactante. En muy poco tiempo llegó la ambulancia y me trasladaron para el Hospital Octavio de la Concepción y Pedraja en Camagüey. Mi contagio es la mejor muestra de lo peligroso del virus y de que todo cuidado es poco», explicó.
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Del mismo modo, el también vicedirector de Asistencia Médica en el Policlínico Norte de la ciudad de Ciego de Ávila, confesó que al estar en la ambulancia sintió miedo y en lo primero que pensó fue en su familia.
«Quiero terminar ya en mi condición de paciente y volver a ser el hombre de la bata blanca que cura a todos con una sonrisa», admitió.
Para este doctor esa distancia le parecerá el doble. El próximo día 11 de abril cumple 35 años y en casa ya planificaban una cena cuando el test positivo trastocó los planes. Sin embargo, no existe dolor en sus palabras: “Tranquilo, que cuando salga de esta la hacemos sin falta”.
«Nos enfrentamos a un virus nuevo sobre el cual todavía estamos aprendiendo. A las personas les decimos que confíen en nosotros, porque solo juntos ganaremos esta lucha. Los médicos acá en Camagüey trabajan muy bien», agregó.
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Al referirse a los aplausos que reciben los médicos desde las viviendas a modo de agradecimiento por su labor y de reconocimiento al sacrificio que realizan, el galeno se sintió muy orgulloso.
«Es señal de que el pueblo confía en nosotros y en el sacrificio que hacemos alejados de la familia por tal de cumplir con el deber», dijo.
