En medio de la pandemia del coronavirus, que exige una limpieza e higiene adecuadas para evitar su propagación, el Gobierno cubano reconoció que el país enfrenta una grave crisis de escasez de agua potable, particularmente en La Habana, donde afecta a casi medio millón de personas, mientras que en el resto de la isla casi 50 mil hogares no reciben con frecuencia el preciado liquido.
Según las cifras oficiales divulgadas por el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), la escasez de agua por falta de lluvias afecta en el occidente de la Isla a 469,000 personas, de las cuales 468,721 residen en La Habana; mientras el resto se ubican en la zona central, con 23 mil afectados, y en el oriente con 21 mil.
En la capital cubana, donde residen un poco más de 2.2 millones de personas, existen 116 fuentes de abasto del liquido vital, de las cuales 111 que están afectadas, 89 de funcionando de forma parcial y el resto sin prestar servicio de ningún tipo.
Según informaron las autoridades, el déficit de agua potable asciende a unos 2447 litros por segundo en lo que va de marzo, lo que ha requerido que casi 59 mil personas tengan que ser abastecidas por camiones cisternas.
Los municipios habaneros más afectados, donde se concentran la mayor cantidad de personas sin agua potable, son Arroyo Naranjo, Habana Vieja, La Lisa, Boyeros y Centro Habana, lo que ha provocado una «situación compleja» ante el coronavirus, como ha reconocido el Gobierno.
La crisis de abasto de agua en el país provoca malestar y fuertes críticas por parte de la población, que está preocupada por la situación sanitaria actual. Según detallaron ayer en el programa televisivo Mesa Redonda, en los últimos días se ha registrado un aumento de las llamadas que se reciben de la población que se queja del mal servicio.
La crisis de abastecimiento de agua coincide con la presencia aún baja del coronavirus en la isla, en la que las autoridades sanitarias han diagnosticado hasta el día de hoy a 48 positivos de coronavirus, de ellos 29 cubanos y 19 extranjeros, de los que uno falleció y otro fue repatriado.
En medio de la actual sequía, que azota el 81% del país, considerada la peor que sufre Cuba en los últimos cien años, las autoridades que administran los recursos hidráulicos han endurecido las medidas para impedir el despilfarro del agua.





