Por estos días los cubanos que salen a la calle con la idea de comprar carne de puerco en la mayoría de los casos regresan con las jabas vacías, ya que luego que el precio de la carne se disparase a finales del año pasado, ahora sencillamente se ha desaparecido de los mercados.
En las mesas cubanas la carne de cerdo suele ocupar un papel protagónico en días festivos, celebraciones, fines de semana y otros, ya que junto a la yuca con mojo y el congrí, representa uno de los platos más queridos.
Sin embargo, en La Habana, después de la subida excesiva que presentaron los precios de la carne de cerdo durante el mes de diciembre, los ciudadanos han visto su desaparición progresiva.
La “desaparición” de la carne de cerdo se hizo sentir primeramente en las entidades estatales.
“El codiciado pernil se esfumó y las partes disponibles del animal pasaron a ser la cabeza, las patas y las orejas. Ahora ya no hay ni eso”, relató el dependiente de la carnicería especializada El Reino, ubicado en la calzada de Diez de Octubre.
Por su parte, un ama de casa del municipio capitalino del Vedado, comentó que ya olvidó la última vez que “se empató” con un buen fricasé de puerco.
“Ojalá y diciembre llegue rápido para volver a comerlo”, bromea.
En el caso de Lourdes Peña, una habanera de 27 años, confiesa que al principio se podía conseguir en las ferias agropecuarias municipales, luego en los mercados más grandes y en estos momentos, con suerte, una vez al mes si se adivina el día en que abastecen.
Hace tan solo unas semanas que los medios oficialistas reconocieron la escasez en el sector alimenticio producto al incumplimiento de los planes en el año anterior. De acuerdo a lo informado, se espera que se entreguen en el país unos cinco kg de alimento animal por persona cada mes, mientras que el semestre pasado apenas se entregaron 200 gramos per cápita.
En los establecimientos del sector privado la situación no es muy diferente.
En un puesto de venta particular, situado en la calle Infanta, hace ya más de 15 días que el dueño no cuelga la tablilla.
“La libra de cerdo yo la tenía a 40 pesos”, comenta el propietario. “Mi negocio vivía del convenio que tenía con unos campesinos de Artemisa, pero ahora están parados porque no tienen pienso para alimentar a los animales”.
