El Hotel Deauville posee una de las vistas más privilegiadas al mar por su ubicación a un lado del Malecón de La Habana, pero quizás esto sea lo único rescatable de toda la instalación pues las criticas de los propios huéspedes en las redes sociales lo describen como una estancia de pesadilla, que de las tres estrellas que posee puede que incluso le sobre dos.
Este hotel fue inaugurado en el año 1957, a un costo de 2.3 millones de dólares, invertidos por el mafioso Santo Trafficante Jr. y el banquero de la bolita Evaristo García Jr. Pero con la llegada de Fidel Castro al poder, la instalación pasó a manos del Gobierno en el año 1960.
Desde entonces, no hay datos sobre reparaciones generales que se le hayan hecho a la instalación, por lo que el paso del tiempo se ha hecho sentir en las 140 habitaciones repartidas en 14 plantas.
Un vistazo rápido a las opiniones dejadas por los turistas en el conocido portal TripAdvisor dan cuenta del mal estado de este hotel y la decepción que le causa a los que allí se hospedan.
Humedades, cucarachas, paredes con rajaduras, baños sucios, habitaciones descuidadas, mobiliarios viejo y ascensor que casi provoca el terror son algunos de los detalles que critican los que lo visitan.
Incluso, en la página web oficial del Hotel Deauville todas las reseñas dejadas por los que lo visitan coinciden en que se trata de uno de los hoteles más sucios que han visitado y con peor atención al cliente.
A pesar de todas estas criticas, una noche en este hotel equivale a más del doble del salario medio de los cubanos. Sin embargo, la tarifa se hace irrelevante en un orden de observaciones críticas cuando el visitante se tropieza con las paupérrimas condiciones estructurales y la apatía robótica que distingue al personal de estos centros turísticos.
Es difícil en su interior no encontrar una ventana rota, una mancha de filtración en alguna habitación, un pedazo de pared abofado y hasta un cubo en la recepción para recoger las gotas que caen del techo… un verdadero panorama triste para quienes presenciaron el surgimiento de uno de los hoteles más prometedores de Cuba.
Los pasillos, lobby, baños y otros espacios carecen de climatización, organización o el más mínimo detalle estético pensado para agradar al ojo observador de este siglo. Cada adorno y mueble cuenta, por su evidente estado de desgaste y diseño, con varias décadas de antigüedad.
Actualmente, el Hotel Deauville se encuentra en medio de una reparación casi capital que se lleva desarrollando por varios años por la compañía francesa St Giles Hotels y pese a la cual la administración del mismo no ha pausado la prestación de los servicios.
