Olga Lucia Mejia es una turista canadiense que presentó una demanda contra la agencia de viajes Transat Tours Canada Inc. por unas vacaciones de ensueños que compró en 2016, pero que terminaron siendo una pesadilla. Allí, alegó que llegó al Hotel Sol Cayo Guillermo para una estancia de una semana, pero desde su arribo comenzó a encontrar una serie de problemas con su alojamiento, que incluyen: una cama rota y hundida; ropa de cama manchada de sangre; toallas sucias; muebles sucios y rotos; una ducha rota; una puerta del patio que no se cerraba correctamente; hidromasaje y bañera de hidromasaje no funcionales, entre otras cuestiones que arruinaron por completo su viaje a este paraíso tropical.
Mejía estaba pidiendo $ 2,593.50, incluidos $ 1,019 para cubrir el costo del paquete de vacaciones, más $ 1,019 por pérdida de disfrute; y $ 500 en daños punitivos. Se le otorgó $ 1,030.50, que cubre el costo de las vacaciones y los honorarios por presentar la demanda.
El Sol Cayo Guillermo se califica como un hotel de 4 estrellas, que Transat Tours había ajustado a 3 1/2 estrellas. El tribunal dictaminó que tal ajuste no era suficiente, citando las fotos detalladas proporcionadas por Mejía, así como un fallo de 2014 en el que se ordenó a otra agencia de viajes pagar $ 3,000 a clientes insatisfechos que se habían alojado en el mismo hotel.
«Esta mujer tenía muy buenas fotos, (lo que ayudó a su caso)», dijo el abogado de protección al consumidor Joey Zukran, de LPC Avocats.
Según explicó Zukran, este tipo de escenarios con se ve con demasiada frecuencia con turistas que escogen hoteles en Cuba para sus vacaciones.
Además de revisar los comentarios de hoteles en línea, no hay mucho que los consumidores puedan hacer para evitar este tipo de situaciones por adelantado, opinó el abogado. Sin embargo, ofreció algunas pautas que las personas pueden seguir para protegerse si las cosas salen mal: básicamente, documentar todo.
Aunque aprobó la sentencia, Zukran se sintió decepcionado al ver que el juez no había otorgado daños punitivos contra Transat Tours, ni compensó a Mejia por su pérdida de disfrute durante su estadía.
«Si se le ordena pagar $ 500 en daños punitivos, se envía un mensaje a la industria», dijo Zukran. «No es el consumidor quien tiene que cambiar su comportamiento, es el proveedor de servicios. Y la única forma de cambiar su comportamiento es castigarlos. Para eso están los daños punitivos».
