La comunidad judía que vive en Cuba enfrenta una difícil situación, pues a la larga lista de recursos de los que sufren carencia, también se suma lo complicado que les resulta encontrar alimentos judíos tradicionales.
Mantenerse «kosher» en Cuba para un judío no es nada fácil, en primer lugar porque uno de los alimentos básicos en la dieta cubana es la carne de cerdo, una carne que nunca será considerada kosher.
La comida para los días festivos de la comunidad judía es un desafío mayor. Las papas no están en temporada en el invierno, lo que exige que los latkes en Hanukkah se hagan con malanga. En Purim, las hamantaschen se hacen con un relleno de guayaba en lugar de la típica semilla de amapola, chocolate u otro tipo de fruta.
Los bagels y el Jalá, pan trenzado que se consume en la cena del Shabat y en las festividades judías, tampoco se encuentran en casi ninguna parte. Sin embargo, los judíos se la han arreglado al menos para sustituirlo con matzah, elaborado solo con harina y agua.
La figura principal que mantiene vivo el estilo de vida kosher en Cuba es Jacob Berezniak, un carnicero que también es el líder de Adath Israel, la sinagoga ortodoxa de la Habana Vieja. Berezniak, un hombre de mediana edad corpulento y barbudo, viaja 45 millas a un matadero fuera de La Habana, donde el Gobierno cubano le autoriza realizar la matanza ritual de una 60 vacas al año y utilizar el frente del animal, que es la parte kosher.
Además de la sinagoga de Berezniak y la más grande de La Habana conocida como el Patronato, hay otros dos lugares en la capital cubana para obtener comida judía. El Hotel Raquel, un hotel kitsch de temática judía que se inauguró en el antiguo barrio judío de la ciudad en 2003, es uno. Además de las habitaciones que llevan el nombre de matriarcas bíblicas y los candelabros de la Estrella de David en el vestíbulo, el restaurante del hotel se llama Jardín del Edén y sirve platos como borscht y ensaladas israelíes.
Desde septiembre del pasado año, los judíos en Cuba sumaron otra opción de comida kosher, e incluso bagels. Chateau Blanc, un restaurante privado en La Habana, se llama a sí mismo el primer restaurante de lujo kosher de Cuba. Scott Berenthal, quien proviene de la familia judía, fundó el negocio, que ahora sirve comida vegetariana y pescatariana, ya que esperan una solución sobre la carne kosher.
Más allá de la comida, los judíos en Cuba están luchando con problemas demográficos. Es una comunidad con 127 familias y menos de 300 miembros, a quienes les sirven comidas gratuitas de Shabat.
Si bien el Patronato tiene una considerable escuela religiosa y una sinagoga no ortodoxa, varias de las otras comunidades de la isla se vuelven notablemente más antiguas, incluidos los pequeños grupos que se reúnen en la ciudad central de Santa Clara y en Cienfuegos, en la costa sur. Faltan rabinos y algunos no tienen edificios permanentes de sinagogas.
A mediados de siglo pasado, se estimaba que había unos 15,000 judíos en Cuba, pero la gran mayoría huyó tras la llegado al poder de Fidel Castro en 1959. Actualmente la comunidad judía en Cuba alcanza unos mil religiosos y hay muchos más en Miami, señala la Jewish Telegraph Agency.




