El viceministro de Cultura de Cuba, Fernando Rojas, pareciese haber salido de una película del oeste en la que la más mínima querella terminaba en un duelo. Al parecer, la guapería que lleva por dentro es tanta y su paciencia tan poca, que ha vuelto a desafiar con irse a los puños a un internauta cuyos comentarios tampoco le han agradado.
A tan solo dos meses de haber encabezado titulares por citarse en un parque capitalino para fajarse a piñazos con un internauta, Rojas lo ha vuelto a hacer y ha sacado nuevamente esa faceta de Solar, ahora en su versión 2.0.
«De qué vida cultural me habla usted, siendo viceministro se habla muy rico. Coge una guagua llena de gente a las 7:00AM para que veas que lo mismo bailas un guaguancó que cantas el avemaría. Sin comida no hay cultura», le escribió un usuario identificado como Clandestino-Camagüey.
Rojas, por su parte, le ripostó al usuario: «Apareciste ahora. Y no creo que seas tan guapo. Debes estar usurpando identidad y sólo en la comodidad y anonimato de la red. No has hecho nada que no sea twittear. La Habana entera sabe que me muevo a pie y me cito en los parques. Te espero, ‘clandestino’, junto al ‘busto’ que digas».
De esta forma, el funcionario hizo referencia a las acciones llevadas a cabo por el grupo incógnito Candestinos, quienes se atribuyeron las recientes pintadas a los bustos de José Martí.
Asimismo, Rojas aludió a su reciente “cita” con otro usuario de Twitter, con quien acordó pelearse en un céntrico parque habanero al más puro estilo de peleas escolar.
Otro internauta no perdió el tiempo para lanzarle una broma al exaltado viceministro de broncas callejeras: «Fernando no se haga el bobo. Este clandestino es de Camagüey. Invite a un clandestino de La Habana».
El encuentro no llegó a concretarse, pero el desatinado proceder del funcionario lo convirtió en el centro de la crítica en las redes y su respectiva ridiculización en buena cantidad de memes.
Para muchos, el viceministro del puño alegre ha hecho de Twitter su solar particular y el espacio para andar presumiendo de su valentía y su disposición para irse a las manos con el que sea, porque “con él sí que no”.




