La icónica Plaza de la Catedral de La Habana Vieja fue cerrada por el gobierno cubano el pasado 31 de diciembre con motivo de la celebración de una cena privada por fin de año cuyos precios están fuera del alcance de la media de los cubanos.
Precios astronómicos para disfrutar de la cena de fin de año en la Plaza de la Catedral de La Habana
Para asistir a la exclusiva celebración, la cual tiene lugar desde algunos años frente a la Catedral de La Habana, los precios iban desde los 100 hasta los 200 cuc por cubierto. Un cubano de pie, que quisiera disfrutar de esta cena, tendría que reunir durante unos 8 meses para poder costearla.
La organización de esta cena corre habitualmente a cargo de la corporación cubana Habaguanex S.A, la cual desde hace algún tiempo pasó a pertenecer a CIMEX S.A, quien a su vez responde al Grupo de Administración Empresarial perteneciente a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (GAESA), al mando de Raúl Castro.
En esta edición, la celebración estuvo a cargo del restaurante de Cimex, París Patio. Esta instalación se encuentra ubicada en unos de los edificios del siglo XVIII en el Centro Histórico de La Habana Vieja.
Este año «casualmente» no hubo mucha promoción para cenar frente a la Catedral
A diferencia de otros años, el evento en esta ocasión no contó con la fuerte promoción en las redes sociales que lo caracterizaba.
Para muchos, esta cena de fin de año se prefirió que pasara lo menos trascendental posible debido a la crisis alimentaria que vive la Isla y que contrasta con el nivel de vida de los altos funcionarios de la cúpula cubana.
A pesar de esto, las fotos que han salido a la luz muestran que fue una cena de lujo con música en vivo y una excelente decoración. Una noche impensable para los cubanos que día tienen que lidiar con las vicisitudes que supone vivir en la Isla.
Cada año en dicha cena se come solomillo de ternera, y otras variedades de carnes, maricos, dulces, se bebe buen vino y se degustan turrones españoles, manzanas y hasta uvas de la suerte. Sin embargo, este fin de año, como casi todos los días del 2019, el resto del cubano se devanó los sesos para ver que lograban ponen en su mesa producto al desabastecimiento y a los elevados de los productos “cuando aparecían”.






